La separación es el procedimiento judicial que permite la interrupción de la obligación de convivencia que tienen las personas casadas. No disuelve el matrimonio, por lo que persiste el vínculo matrimonial, y no es posible contraer matrimonio con una tercera persona. Los cónyuges separados pueden reconciliarse.
Por el contrario, el divorcio sí que extingue el vínculo matrimonial y permite la celebración de un nuevo matrimonio.